Atractivos de Goya

    PLAZA MITRE

     En 1806 se traza la plaza "Libertad", luego llamada "25 de Mayo", y actualmente "Mitre". Es el principal paseo público de Goya. Ocupa una manzana en pleno centro de la ciudad. Está rodeada por las calles Colón, España, Belgrano y Mariano I. Loza.
    Entre los años 1858 y 1860, siendo Prefecto el Comandante don Salvador Refojos, se llevaron a cabo algunas obras públicas que construyeron al mejoramiento edilicio. Cuenta la historia que este Comandante tenía pensada una idea para mejorar el aspecto de la plaza “Libertad”. Pero como no contaba con fondos, esperó el momento oportuno para hacer realidad su proyecto.
    Una tarde de domingo, llegó al bar que funcionaba en la actual oficina de TELECOM y sorprendió a varios vecinos pudientes reunidos en una fuerte mesa de juego de naipes. Se aproximó a la mesa, y, haciéndoles conocer las disposiciones policiales que estaban infringiendo, les dice que no los iba a molestar si cada uno aportaba una onza de oro. Él de su parte contribuiría con dos, y así podría remodelar la Plaza de la ciudad.
    Con esos recursos, se hizo construir la Pirámide de la Libertad, similar al Obelisco de París, en cuyo extremo se encuentra la estatua de la Madre Patria, la cual fue rodeada con gruesas cadenas y con ochos faroles de la época.
    En el año 1901 adopta la denominación actual “Plaza Mitre”, en homenaje a Bartolomé Mitre, quien cumplía entonces 80 años.
    En su predio también se encuentra una higuera de considerables dimensiones. De origen paraguayo, su nombre científico es "Ficus Laevigata Vhal", también conocida como "Ficus Risuta". Pero hasta el día de hoy es popularmente conocida como la planta más grande de yerba mate.

     

    IGLESIA CATEDRAL NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

     

    Este templo es una verdadera joya arquitectónica. Se inspiró en la Basílica de Novara (Italia), de arquitectura corintia y estilo romántico. Tiene 62 metros de largo, 25 metros de ancho y 18 metros de alto; con dos torres que alcanzan los 35 metros.
    Sus orígenes se remontan a una capilla construida bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, patrona de Goya, entre 1806 y 1809. Se construyó sobre un terreno donado por Don Francisco de Soto, cuando se estableció el trazado de la población. La capilla era de una sola nave, con paredes de ladrillos, sin torre y con un campanario formado por un maderamen sostenido por cuatro postes de palmera.
    Posteriormente, una comisión de vecinos formada en 1957, inicio la construcción del templo, que se realizó sobre las ruinas de la Iglesia Matriz (1861) bajo la dirección del arquitecto Francisco Pinarolli.
    Fue inaugurada el 15 de Agosto de 1884. El 10 de Abril de 1961, el Papa, por medio de una bula crea la diócesis de Goya y la eleva al honor de ser sede del  Obispo.
    En el interior del templo se encuentran pinturas de alto valor, que se deben al destacado pintor de origen  alemán Francisco Luscher. Dichos murales  adornan el techo de la Catedral. En la bóveda central, desde la puerta hacia el Altar, se encuentran: “La Anunciación”, “María visita a su prima Isabel”, “El Nacimiento y la adoración de los Santos Reyes Magos”, “La Ascensión de María” y “La Santísima Trinidad”. En las columnas, a ambos lados del Presbiterio, al norte: “La presentación del Niño Jesús  en el templo” y al sur: “Jesús con los Doctores de la ley”.
    El altar tiene una imagen de la Virgen del Rosario de dos metros de alto. Ésta imagen fue traída de España y donada a la Iglesia por Carlos Pibernat.
    Por su parte, Carolina Ocampo de Rolón donó las catorce estaciones del vía crucis.
    La cofradía del Carmen costeó el Altar de  la nave Norte. El cabecero del sur es de de mármol  de carrara, dedicado a la Virgen de las Mercedes y fue donado en 1860 por Juliana Rolón y Rubio.
    El Púlpito, todo tallado y dorado, con la imagen de los cuatros Evangelistas y del Corazón de Jesús en el medio, es un recuerdo que el Padre Luis Niella dejara de su peculio a este templo.
    En la torre del lado norte se colocó un reloj público donado por la familia de José Soto. Este reloj estuvo en funcionamiento  hasta  aproximadamente 1920 y formaba parte del mismo  una pequeña y sonora campana.

     

    IGLESIA LA ROTONDA

     Este templo guarda entre sus secretos una triste historia de amor, la de los jóvenes Sinforosa Rolón y su primo Rubio, quienes estaban comprometidos cuando él muere en la Batalla de Pago Largo, en 1839. En el subsuelo se encuentra el mausoleo con los restos de Sinforosa y su familia.
    La Iglesia se llama San Roque y San Jacinto, pero por su forma circular, se la conoce como Iglesia La Rotonda. La obra podría haber sido inspirada al arquitecto italiano Francisco Pinaroli por la emblemática “Villa Capra” de Vicenza (Italia 1566) de planta circular y de cruz griega, denominada La Rotonda en la bibliografía universal del arte.
    Cuenta la historia que Sinforosa Rolón y Rubio, entregada por entero a la práctica de las obras de caridad, quiso hacer edificar un templo en uno de los barrios más alejados, para atender las necesidades espirituales de toda aquella población y, al mismo tiempo que su subsuelo sirviese de mausoleo de los difuntos de su familia.
    Para la construcción de La Rotonda  vendió una de sus estancias. Realizó un viaje a Europa y a Tierra Santa, donde fue acompañada por el  Arquitecto Pinarolli. En Roma, Sinforosa obsequió al Papa un cofre y éste le da los planos de una Iglesia de Roma, la que sirve para la construcción de la Iglesia.
    La colocación de su piedra fundamental se realizó el 14 de enero de 1902 y la obra se concluyó en l904. La custodia es mantenida ya durante ocho decenios por los Misioneros Redentoristas.
    Esta obra resultó un exponente acabado  de buen gusto y arquitectura superior, con líneas tan armoniosas y solidez tan imponente, que fácilmente acepta comparación con los más bellos templos del país.                                                         Su estilo es neo- renacentista. Es un edificio donde la tipología de planta de cruz griega se combina con una situación de centralidad generada por la expansión del crucero en un octágono sobre el que se apoya la cúpula. Convergen así, hacia ese espacio central, en sentido longitudinal el acceso y el altar mayor, y en sentido transversal las capillas laterales. En el subsuelo, bajo el octógono, se ubica la cripta.
    Los materiales fueron traídos en su totalidad de Europa. La cubierta es de tejas pizarras planas, el cielorraso es de yeso independiente y los pisos son de mosaico calcáreo y de mármol. En la cripta hay  una cruz de madera y frente a él un busto  de la madre de Sinforosa Rolón y Rubio. También se puede ver una columna central que hace de nicho, donde se observan distintas placas y los bustos de Sinforosa Rolón y Rubio y el de su hermano José Jacinto Rolón.

     

    ¿QUIÉN FUE SINFOROSA ROLON Y RUBIO?

     Sinforosa Rolón y Rubio fue una joven de la sociedad goyana que, en 1838, se comprometió con su primo, el militar Tiburcio Antonio Rolón. Este era ayudante del gobernador Berón de Astrada y, junto a él, murió en la batalla de Pago Largo. A la muerte de su novio, Sinforosa no aceptó ningún otro pretendiente e hizo la promesa de vivir dedicada a Dios.
    Como era hija de una rica familia de estancieros, vendió una gran estancia y, provista de una cierta fortuna, concretó su deseo de viajar a Tierra Santa. Realizó este viaje en compañía de Francisco Pinarolli, el arquitecto que construyó la catedral de Goya. En su peregrinaje visitó al Papa Pío IX, en la época en que las mujeres no tenían libre acceso al Vaticano. Luego cruzó el Mediterráneo y desembarcó en el puerto de Beirut; desde allí hasta Santo Sepulcro hizo el trayecto a lomo de camello, siempre acompañada por Pinarolli: después de cumplir esta primera promesa, emprendió el regreso. A su paso por Europa, contrató los servicios de una intérprete, la señorita Amalia Melga, quien, entusiasmada con la bondad de Sinforosa, resolvió venirse a Goya con ella. En nuestra ciudad esta joven contrajo matrimonio con el francés Eugenio Valençon.
    A partir de entonces, Sinforosa Rolón dedicó su vida a tareas de caridad cristiana. El día de su cumpleaños solía regalar dinero y ropas a todos los que se acercaban hasta su casa en busca de ayuda. En 1876 fundó la Sociedad de Beneficencia de Goya con el objeto primordial de sostener un hospital para goyanos. El hospital San Juan de Dios tuvo su piedra fundacional en 1879 y fue inaugurado en 1890. Significó un gran beneficio no solo para Goya sino también para los que acudían desde el campo y de colonias y pueblos vecinos.
    Sinforosa, murió en 1896, a los 82 años.  Se la conoció como “la Dama del Bien”

     

    HOTEL DE LOS INMIGRANTES

    Colmado de historias, este edificio del Siglo XIX se construyó durante la Presidencia de Nicolás Avellaneda (1874 - 1880). Tenía como destino ser un hotel de inmigrantes de segunda categoría. Fue utilizado mayormente por italianos, que luego poblaron la Colonia Carolina. Esta construcción demuestra la importancia de nuestra zona en la corriente inmigratoria que caracterizó a la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX.
    Con el paso del tiempo, el establecimiento fue destinado a depósito de tabaco. Luego, sirvió de refugio a muchos vecinos durante la gran inundación del año 1905. Desde el año 1920, pertenece al Ejército.
    Este lugar es un claro testimonio de una época de actividades agro-industriales propulsadas por inmigrantes europeos,  que influyeron fuertemente en la identidad goyana.

     

    PLAZA ITALIA (Costanera)

    El primer nombre fue Plaza del Puerto, inaugurada el 15 de octubre de 1870, debido a que antiguamente en ese lugar funcionaba el Puerto de la ciudad.
    Posee una hermosa parquización, con varios monumentos, destacándose la pirámide con la imagen de Giuseppe Garibaldi, donado por la comunidad italiana,  inaugurada el 20 de septiembre de 1909.
    Este paseo también rinde homenaje con un monumento a la Madre, que fuera donado por el escribano Tomas Monti. Otra obra que se destaca es la realizada por el artista local Juan Solís, en homenaje a todos los hombres que surcaron y aun hoy recorren el majestuoso Paraná. Representa  un ancla y un timón.
    No se puede dejar de visitar el muelle flotante que data del año 1800 y es un ícono de nuestra ciudad.

     

    PUERTO GOYA

    El puerto se encuentra  ubicado sobre la costa a 5 Km. al oeste de la ciudad.
    Cuenta la historia que fines del siglo XVIII, el incremento de la actividad navegatoria también incluía el contrabando. Por este motivo, el Comandante de Armas Don Joaquín Legal y Córdoba, en 1791 dispuso establecer una guardia en el puerto de Goya, para evitar el avance de los contrabandistas. En ese entonces, esta zona era un paraje acostumbrado y de acogedor reparo para los navegantes, así como para los contrabandistas que eludían los impuestos al tabaco y al movimiento de cuero de ganado. Inicialmente se lo conoció con el nombre de Puerto Bernardo Olivera- el que no perduro- ya que tomó el popularmente conocido de “Puerto de  Ña Goya”. Este puerto de guardia, fue el primer asiento de la Prefectura en nuestra ciudad.

     

    Ex Estación del Ferrocarril

    El ramal fue construido por el Ferrocarril Nordeste Argentino, pasando al Ferrocarril General Urquiza en 1948 luego de producirse la nacionalización ferroviaria. Actualmente está en abandono. En su momento fue una importante herramienta para trasladar la materia prima de las ciudades aledañas hasta el puerto de Goya. También sirvió como medio de comunicación. Las instalaciones se encuentran tal cual era en su época de esplendor. Aquí funciona el Museo de la ciudad. Es entrar al túnel del tiempo. Imperdible

     

     CASA DE LA CULTURA

    Es una imponente casona de estilo post-colonial  construida en 1847. Fue hogar de una familia tradicional de la ciudad y visitada por personalidades importantes de la época como el General paraguayo Francisco Solano López y el que fuera interventor de la provincia don Emilio Mitre, entre otros.
    El propietario original fue Gregorio Araujo, miembro de una familia tradicional de la ciudad de Goya, cuyo jefe llego a presidir la Legislatura de la Provincia de Corrientes.
    Gregorio Araujo fue un hombre importante en la historia de Corrientes,  llegando a ejercer la Presidencia de la Legislatura de la Provincia. Leal a sus inclinaciones federales, estaba enemistado con el General Justo de Urquiza. Una mañana, estando en la Iglesia, llegaron los soldados de Juan Antonio Virasoro, que  cumpliendo órdenes del General, lo tomaron prisionero y lo trasladaron a Restauración (hoy, Pasos de los Libres), donde lo fusilaron.
    A fines del siglo XIX fue sede del Colegio de Don Fernando Gorriti, y también de la Escuela Graduada, la primera que la Provincia autorizó por Decreto en Febrero de 1879, durante el Gobierno de Valentín Virasoro.
    Más tarde este edificio pasó a manos de José María Araujo. En 1905 pasó a propiedad del Dr. Juan Esteban Martínez, quien fue abogado y periodista, presidente del Partido Liberal, ministro, vicegobernador, dos veces gobernador y diputado de la Nación.
    En 1992 la casona pasa a ser patrimonio de la Municipalidad de Goya. En la actualidad se encuentran allí la biblioteca “San Martín”, el Archivo Histórico y el Museo de la Ciudad. También, se desarrollan actividades musicales y de arte plásticas.

     

    CLUB SOCIAL

     Es un lugar verdaderamente importante para la comunidad, ya que fueron punto de reunión de personalidades locales y nacionales. La majestuosa fachada corresponde a la corriente italianizante de fines del siglo XIX.
    Primero se llamó Club Progresista Armonizador. Los objetivos eran instalar un Hospital y un Colegio de Niñas. En 1855 pasó a llamarse Club Goya y el 15 de octubre de 1882 cambió su nombre a Club Social.

     

    TEATRO SOLARI

    La historia del teatro Solari supera a la de edificios paradigmáticos como el teatro Colón, de Buenos Aires; el teatro Vera, de Corrientes Capital; o el teatro Libertador San Martín, de Córdoba. Si bien estos fueron inaugurados poco tiempo después, el Solari es el único que sigue estando en el mismo edificio desde su apertura. Quien lo pensó e impulsó su construcción fue el inmigrante italiano Tomás Mazzanti.
    Mazzanti, emulando a los antiguos mecenas europeos, decidió construir el primer centro cultural de Goya. En 1873 se comenzó la construcción. No fue una obra común. El loable delirio que poseen los grandes hombres, lo llevo a emplear los mejores materiales y ornamentos de la época, convirtiéndola, por su belleza arquitectónica y sus lujos ornamentales, en una obra digna de las grandes ciudades.
    Los arquitectos y la mano de obra fueron de la ciudad de la Plata. Las maderas de fina pinotea blanca y cedro, las hizo traer de Canadá. Los materiales eléctricos fueron traidos de Alemania. El mobiliario vino de Austria. Las arañas y los apliques, de Italia; solamente la araña principal de fino bronce labrado contaba con 22 luces con tulipa de cristal tallado. Las chapas estampadas de los palcos, tertulias, pullman y cielorrasos, fueron confeccionadas en Buenos Aires.
    El telón del escenario y las cortinas se realizaron en terciopelo francés con los sellos bordados en oro. Las sillas, las butacas de la platea y los palcos fueron tapizadas en brocato. Además, contaba con espejos biselados enmarcados en cedro, escaleras en madera trabajada, pisos de pinotea blanco, mamparas en cedro y cristal, siete camarines para los artistas e infinidad de detalles.
    Don Tomás Luís Mazzanti, concretó "el milagro" en cinco años. En el año 1879 inauguró este Centro Cultural denominándolo "Teatro Club 25 de Mayo" En sus comienzos se presentaban obras teatrales locales y de compañías que llegaban de gira desde Buenos Aires.
    En 1919 fue adquirido por Amancio Correa, quien en honor a su hija lo llamó Teatro Elsa. Después fue comprado por un hombre de apellido Brest, quien lo rebautizó con el nombre de su esposa y pasó a ser el Teatro Isabel.
    En 1927, otro inmigrante Italiano, Santiago Lorenzo Solari, que vivía en Chile, lo compra por 5.000 pesos fuertes y cuando fallece, en 1949, sus tres hijas deciden cambiarle el nombre por Teatro Solari.
    La confitería del teatro se hizo famosa y se convirtió en centro de tertulias. En sus salones se celebraban los carnavales y las fiestas más destacadas de la sociedad goyana.
    Por las tablas del teatro pasaron desde bailarines del Lido de París, hasta reconocidos artistas nacionales como Luis Sandrini, Pepe Arias, Libertad Lamarque, los Hermanos Podestá, Paulina Singerman y Juan Carlos Barbieri, entre otros.
    Como sala cinematográfica, se proyectaban películas nacionales e internacionales. El público tuvo acceso a los mejores filmes de la época. Acudían  habitantes de los alrededores: Lavalle, Santa Lucía, e incluso de Reconquista (Santa Fe) quienes cruzaban el río en balsa.
    Se ha declarado al teatro Solari como Monumento Histórico Nacional, incluyendo la sala de espectáculo e instalaciones accesorias, como parte integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Goya.

     

    EXTRAÑOS HABITANTES

    En la ciudad es conocida la historia de los fantasmas del teatro. Muchos hablan de ruidos y pasos espectrales durante los ensayos y otros afirman haber visto extrañas figuras. Uno de los espíritus se atribuye al de una bailarina que se suicidó en el sótano, aunque nadie sabe la fecha exacta del hecho. La directora del teatro la bautizó como "Ana" en homenaje a la reconocida Ana Pavlov. Pero según los comentarios Ana estaría acompañada de un hombre, del que nada se sabe más allá de las anécdotas de pianos que suenan aun estando cerrados y los eternos pasos errantes.

     

    PLAZA SAN MARTIN

     

    Fue inaugurada el 17 de agosto de 1927. Cuenta en su centro con uno de los tres monumentos pedestres del General San Martín que existe en el país.

    La figura del Libertador es de bronce, y mide 2,50 metros. Se lo representa  en la época en que preparaba el Ejército a los Andes, contemplado desde el campamento “El Plumerillo” en la Cordillera de los Andes. Es obra del escultor Carlos Navarro.

    La escultura se encuentra sobre un pedestal de granitos. Por su posición, la han calificado como “San Martín civil”, porque contempla la grandeza de la comunidad pacífica y justa de la Nación.

    Antiguamente, esta plaza funcionaba como mercado municipal.  Venían feriantes a vender los productos que traían del campo, y los carros debían acercarse y girar alrededor.

     

    LLEGADA DE LAS GOLONDRINAS

     

    Cuando comienza el otoño en el hemisferio norte, millones de golondrinas migratorias buscan el verano en el hemisferio sur. Llegan a la Argentina, más precisamente a la ciudad de Goya.

    Cada 24 de noviembre, las golondrinas llegan a Goya desde San Juan de Capistrano, California, y migran nuevamente el 18 de febrero. Las golondrinas recorren 12.000 kilómetros para realizar la travesía. Ambas ciudades se declararon hermanas gracias a este fenómeno. El Monumento a las Golondrinas se encuentra en la plaza San Martín, lugar preferido por estas aves para anidar.

    El regreso a Capistrano de las primeras golondrinas se repite con precisión el 18 de febrero, arribando el 19 de marzo de cada año. Tardan 30 días exactos.

    El monumento es obra del escultor local Antonio  “Chango” Sotelo, inaugurado en 1992, como un testimonio de simpatía de la Comisión de Amigos por estas avecillas que anualmente llegan a nuestra ciudad.

     

     

    ESCUELA NORMAL SUPERIOR “Dr. MARIANO I. LOZA”

     

     

    El edificio de la Escuela Normal fue construido en 1887 y cumple, por lo tanto, con el afrancesamiento de fin de siglo, que se impuso en la arquitectura y decoración de las construcciones de categoría de ese momento.

     

    Desde el acceso al edificio, bajo un pórtico neoclásico que denota la importancia de la construcción, se observa un desarrollo de aulas y galerías de planta baja alrededor del primer patio, donde se encuentra  el monumento al fundador Mariano I. Loza. La estatua es de bronce y mide 2 metros de altura, con un pedestal de granito de 2,20 metros traído de San Luis,  obra del escultor Luis Perlotti.  Además, se observa el mástil, y un hermoso jardín con eje de simetría que es el paredón central. El plano que cierra este espacio está constituido por un muro de dos niveles de altura que corresponden a aulas laterales y uno de tres que corresponde al Salón “Isabel King”.

    Esta escuela adquirió gran jerarquía educacional, bajo la dirección de la Señorita Isabel King, que había arribado al país durante la presidencia de la Nación del Dr. Miguel Juárez Celman.

     

    SALÓN ISABEL KING

     

    En 1906, surgió la necesidad de hacer un salón de recepciones. La obra fue realizada por el arquitecto y escultor italiano Domingo Bagliani, y los constructores italianos Julio Rabufetti y Pablo Biotti. Se inició la construcción en 1908 y  culminó en noviembre de 1909. El 25 de mayo de 1910, se inauguró oficialmente este salón.

    No sólo se  quiso dar imponencia con la altura.  También se colocaron aberturas de medio punto en planta baja y de medio punto pero apareadas en la planta alta del mismo. Los vidrios de las aberturas de acceso son esmerilados con la figura del Escudo Nacional en cada una. El interior está decorado principalmente con estilo  neoclásico.

    El cielorraso está a 16 metros de altura y su superficie, revocada con yeso, posee como las paredes, los clásicos tableros Luís XV formados con molduras. El ángulo formado por paredes y cielorraso se encuentra oculto con el típico plano combado, tipo mansarda invertida,  totalmente revestida con medallones también formados por molduras de riquísima decoración.

    El balcón que cumple la función de platea, recorre los tres muros, con excepción del escenario, y su baranda está formada en su totalidad por balaustres de yeso. Esta platea se apoya sobre ménsulas que tienen forma de cariátides, pero con detalles barrocos en las volutas y estrías de su decoración.

    El piso es de enlistonado de pinotea y, el escenario, de grandes dimensiones, posee una escalinata frontal para los actos escolares.

    El 2 de julio de 1937, el entonces Ministro Lisandro de la Torre, resolvió bautizar este salón con el nombre “Isabel King”, en homenaje a su antigua directora, fallecida en 1904.

     

    ¿QUIÉN FUE EL DOCTOR MARIANO INDALECIO LOZA?

     

    El Doctor Mariano I. Loza ante todo fue médico, ésa era su verdadera vocación, pero también se había recibido de abogado por darle el gusto a su padre.

    Trabajo en la gran epidemia de cólera de 1886. También estuvo presente en la otra gran catástrofe que vivió la ciudad, la inundación de 1905. Ese año había sido nombrado Intendente, de modo que hizo uso de todos los recursos de la Municipalidad para ayudar en la emergencia. Prácticamente toda la zona de la costa tuvo que ser evacuada. Para los que se quedaron sin hogar, él hizo construir un barrio de casitas de ladrillos, que hoy se conoce como “Colonita Loza”.

    Además de Intendente, fue diputado Nacional y gobernador de la provincia de Corrientes. Aunque nunca quiso ser político, llego al gobierno como candidato de transacción elegido por los dos partidos opositores, autonomistas y liberales.

    Fue entonces cuando hizo la obra de colonización en Goya: formó la Sociedad Colonizadora de Corrientes, e hizo dividir en parcelas las tierras que estaban desocupadas. Estas parcelas fueron entregadas a colonos italianos y franceses que vinieron a trabajar en el. Así se hicieron las colonias “Isabel Victoria”, la “Progreso” y la “3 de abril

    Fue un gran propulsor del progreso, sobre todo en materias de salud y educación, que eran las cosas que más le importaban. Participó en la fundación del Hospital San Juan de Dios, que fue una obra de caridad de una dama goyana, Sinforosa Rolón y Rubio. También, fue el fundador y presidente de la sociedad “Amigos de la Educación”, que es la que creo la Escuela Normal que hoy lleva su nombre.

    Falleció el 31 de diciembre de 1920 a los 71 años.

     

    COLONIA CAROLINA

     

    Colonia Carolina es una población agrícola – ganadera, perteneciente al departamento de Goya. Se halla ubicada a 8 Km. al este de la ciudad.

    Esta Colonia es un exponente de la colonización que tuvo lugar en distintas regiones de nuestro país. En Goya fu José Jacinto Rolón el principal representante de esta corriente colonizadora y civilizadora. Su propósito fue transformar la tradicional economía regional de la época, haciendo desaparecer las viejas estancias y reemplazándolas por una explotación racionalizada de tierra. Hizo la experiencia con sus propios campos, dividiéndolos en parcelas para entregar a los inmigrantes que venían a poblarlas y trabajarlas. Este fue el comienzo de Colonia Carolina, en la década de 1880, y se llamó así por la esposa del fundador, Doña Carolina Ocantos de Rolón.

    La Colonia se pobló con inmigrantes italianos. Para ellos se fundó entonces el Hotel de Inmigrantes de Goya, donde eran alojados a su llegada al país.

    Estos italianos, con su esfuerzo y voluntad, pronto convirtieron a Colonia Carolina en una localidad próspera y productiva. Llenaron sus campos de viñedos, tabaco y otros cultivos aprovechando la riqueza natural de la tierra. También, pudieron dedicarse a la elaboración de distintos productos agrícolas – ganaderos, como vino, aceite y chacinados. Además, se montaron verdaderas industrias para la fabricación de arneses, carpinterías y herrerías.

     

    IGLESIA DE SAN ANTONIO

     

    Ubicada sobre la calle principal de la Colonia Carolina, es un edificio de particular estilo que se empezó a construir en 1913, con mucha calidez en su interior. Es motivo de orgullo para los colonos que se esmeran en su cuidado y constituye un símbolo de la fe cristiana de los inmigrantes “gringos” que habitaban estas Colonias.

     

    CAPILLA DEL DIABLO

     

    Seguramente fueron los romanos los primeros habitantes del territorio que hoy es la comuna de Codogné. Los romanos lo dividieron en parcelas que asignaron a los legendarios, quienes volvieron al trabajo de agricultores. Pero el trabajo era duro y al aumentar la familia, la tierra resultaba insuficiente.

    Esta situación movió a Don Lorenzo Tomasella, fallecida su esposa Doña Luisa Pin, a inmigrar a América.

    Don Lorenzo Tomasella partió de Génova el 31 de marzo de 1899, en el “Vapor Olivia”. Llegó a Buenos Aires el 30 de abril. El 16 de Mayo ingresó al Hotel de Inmigrantes, al que se accedía en barcazas, ya que las dársenas ya no existían. Continuó su  viaje a Goya en barco, junto a sus ocho hijos: Catalina, José, Constante, Juan, Santiago, Rosa, María y Arcángel. Al llegar se instalaron en Colonia Carolina.

    Como en Colonia Carolina no había ningún templo católico, Don Lorenzo decidió construir una capilla con la ayuda de sus hijos. Durante el desempeño del padre José Rodríguez (25 de junio de 1904), solicitó erigir la Capilla bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Consejo, en un terreno de su propiedad. El obispo de Paraná, Monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo,  autorizó la bendición de la primera piedra del futuro oratorio.

     

    Arcángel cuenta: “comenzamos el trabajo el Viernes santo. Mis hermanos decían: ¿para qué vamos a trabajar hoy? Respetemos la fecha.  Pero papá les contestaba que lo nuestro era cosa de santos”-.

    Juan, el cuarto hijo, recuerda: “en un rincón del campo había un pequeño desnivel y se lo rellenó con tierra que se transportaba en un carro tirado por bueyes. Una de mis hijas, Luisa, que apenas caminaba, quedó bajo la rueda del carro cargado de tierra. Sentimos el llanto cuando ya había pasado la ruda sobre su cuerpo, pero Luisa resultó ilesa”. Entonces, agrega Juan: “ello nos llevó a que creyéramos en un verdadero milagro. No obstante, vi cerca una quijada de vaca, que coloqué debajo de la rueda, hice pasar el carro cargado y el hueso se rompió, lo que certificó que todo lo que ocurrió fue un milagro. Por eso papá hizo un dibujo donde ilustraba este hecho”. Hoy en día se conserva en la Capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo.

    Para el 17 de Mayo de 1909 el padre Rodríguez informó a su Obispo que la capilla estaba terminada. Tenía un pequeño altar mayor de material donde se ostentaba una imagen tallada de la Santísima Virgen del Buen Consejo. También tenía una pequeña Sacristía, una torre y dos campanas. Y pedía que se a bendecida.

    Tanto el altar como las imágenes, los candelabros y el crucifijo fueron tallados por el mismo Lorenzo Tomasella. Posteriormente talló un retablo que reproducía el infierno. Debido a esto, los lugareños la bautizaron la “Capilla del Diablo”

    Así, la Capilla del Diablo, levantada por Don Lorenzo Tomasella y sus hijos constituye una admirable síntesis del aporte dado por los inmigrantes italianos a la tierra argentina.

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